El sindicato del vicio

jueves, 8 de agosto de 2013

...A VECES LAS FRONTERAS ...



...lo fantástico no es lo imaginario.
 Pero una imaginacion fuerte aplicada al estudio de la realidad descubre 
que es muy tenue la frontera entre lo maravilloso y positivo 
o si se prefiere, entre el universo visible y el universo invisible. 
existen tal vez uno o varios universos paralelos al nuestro.
encontrar otro mundo no es únicamente un echo imaginario, 
puede ocurrirle a los hombres y también a los animales..
a veces las fronteras se deslizan o se confunden... 
basta con estar allí en aquel momento.

...yo presencie como le ocurría esto a un cuervo.
 este cuervo es vecino mio, jamas le he echo el menor daño,
 pero tiene buen cuidado en mantenerse en la copa de los arboles,
 volar alto y evitar la humanidad.
su mundo empieza donde se detiene mi débil vista. 
una mañana, nuestros campos se hallaban sumidos en una niebla extraordinariamente espesa, 
y yo caminaba a tientas hacia la estación.
 Bruscamente aparecieron a la altura de mis ojos dos alas negras y enormes, 
precedidas de un pico gigantesco,
 y todo se alejo como una exhalacion y con un grito de terror
 como espero no volver a oír otro en mi vida.
este grito me obsesiono toda la tarde.
 llegue hasta el punto de mirarme al espejo, preguntándome que había en mi de espantoso...
Por fin comprendi. 
La frontera entre nuestros dos mundos se había borrado a causa de la niebla.
 El cuervo que se imaginaba volar a su altura acostumbrada, vio de pronto un espectáculo sobrecogedor, contrario para el a las leyes de la naturaleza.
 había visto a un hombre que andaba por los aires, en el corazón mismo del mundo de los cuervos. 
había presenciado una manifestación de la rareza mas  absoluta que puede concebir un cuervo: un hombre volador.....
ahora, cuando me ve desde arriba, lanza unos pequeños gritos, 
y yo descubro en ellos la incertidumbre de un espíritu cuyo universo se a desquiciado. 
Ya no es, ya no volverá a ser jamas como los otros cuervos....

                                                                  
                                                                                          fragmento de: El retorno de los brujos  

                                                                                              Louis Pauwels